Es una expresión de deseo, es decir, aquello que se desea alcanzar mediante acciones propuestas como resultado del proceso de planificación. Su definición es instantánea, ocurre de manera iterativa partiendo de la expresión, a menuda vaga, de cierta insatisfacción y de lo que desea hacer al respecto, para luego perfilarse paulatinamente, a medida que el proceso de planificación avanza y, finalmente, concretarse después que la viabilidad de las propuestas iniciales ha sido analizadas.
Los objetivos, según la fuente de donde provengan, pueden ser clasificados en tres grupos:
1- Los previamente definidos en leyes, reglamentos o estatutos, generados por legisladores de diferentes niveles.
2- Aquellos que surgen de la evaluación de una cierta problemática directamente observable por decisores.
3- Los que resultan de procesos de planificación preventiva, proactiva y metodológicamente tecnocrática y con mayor o menor contacto con el mundo político.
1- Los previamente definidos en leyes, reglamentos o estatutos, generados por legisladores de diferentes niveles.
2- Aquellos que surgen de la evaluación de una cierta problemática directamente observable por decisores.
3- Los que resultan de procesos de planificación preventiva, proactiva y metodológicamente tecnocrática y con mayor o menor contacto con el mundo político.
BIBLIOGRAFIA: Castellano B., Hercilio, Planificación: herramientas para enfrentar la complejidad, la incertidumbre y el conflicto., segunda edición ampliada, CENDES, UCV, 2008
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